* Hasta 1985 nuestro país ostentaba el primer lugar en maltrato infantil
* Los Derechos del Niño no se habían difundido adecuadamente
* El comercio ha hecho suya una festividad, que busca dar amor y protección a los pequeñitos más desposeídos, en vez de convertirla en una fecha para "ventas especiales" y ofertas.
Ha pasado un cuarto de siglo desde que, en una mañana de junio de 1985, recibí en mi oficina una llamada desde la empresa editorial Village. Uno de sus ejecutivos y fundadores, José Messina (ya fallecido), se encontraba reunido con el publicista y destacado hombre de las comunicaciones Marcos Huberman.
En las dependencias de la calle Larraín Gandarillas, en la comuna de Providencia, en la capital de Chile, estos dos profesionales de reconocida trayectoria, me plantearon un proyecto que resultaba valioso e interesante por sus proyecciones.
Hasta esa fecha, se hablaba de los niños maltratados, de la violencia infantil, del trabajo de los menores y de otros problemas, que iban más allá de la búsqueda de bienestar y respaldo para esos seres que conformaban el futuro de nuestra nación.
Chile ostentaba uno de los primeros lugares mundiales en el maltrato infantil y se conocían sus derechos, sólo como una referencia de las convenciones aprobadas en las Naciones Unidas.
Messina y Huberman habían conversado el tema muy profundamente. Tenían clara la proyección de establecer un Día del Niño, que tuviera tanto o más significado que los días de la Madre, del Padre, de los Enamorados y otros que ya estaban establecidos en la comunidad.
"Preséntanos un plan de trabajo urgente para difundir este Día", me dijo calmadamente José Messina.
Huberman agregó: "Tenemos que contar con mucha difusión en los medios para que el proyecto resulte y tenga buena acogida en la comunidad".
De verdad que esta idea maravillosa significaba un nuevo reto en mi carrera profesional. Entre la información que ellos me proveyeron estaba el que en la República Argentina el Día del Niño había sido instituído a finales de la década de los ´50 y que en ese momento (1985), ya era toda una fiesta nacional.
Tenemos que dejar en claro que al asumir esa misión en una época en que no existía el "bendito Internet", había que convertirse en un "ratón de archivos y bibliotecas", para poder obtener información. El teletipo y a lo más el incipiente fax, eran las vías más expeditas para las comunicaciones con el exterior. Las hemerotecas (colecciones de diarios), no siempre estaban al día o mostraban los temas que a uno les interesaba.
La solución más práctica era ir a la fuente misma: Buenos Aires. Tampoco era sencillo montarse en un avión de un momento a otro. Sin embargo, en pocas horas ya estaba hurgando en los archivos de los principales diarios argentinos, buscando cualquier referencia al Día del Niño en los diarios de los meses de julio y agosto de los años próximos. En uno de los principales canales de televisión argentina conseguí algún material grabado (en sistema PAL), que me permitió ver el ambiente y la algarabía que se formaba alrededor de esta festividad.
El presidente de la Comisión Ejecutiva del Día del Niño de la República Argentina, profesor Oscar Schiariti, fue quien nos entregó la esencia misma de esta fecha y sus motivaciones. "Todos guardamos gratos recuerdos de nuestra infancia y necesitamos devolver a ese ser tan pequeñito el bien que recibimos en un día no muy lejano. Creo que todos poseemos semillas de bondad en nuestros corazones y podemos ayudar a que den frutos maravillosos en pro de esos duendecitos que necesitan todo nuestro amor", dijo Schiariti.
A través de la Liga Pro Comportamiento Humano obtuvo que el Ministerio de salud y Acción Social de esa nación vecina auspiciara los festejos, según instrucciones entregadas a la Secretaría de Desarrollo Humano y Familia. En esta festividad estaba envuelta desde la Presidencia de la Nación hasta las entidades más simples del quehacer ciudadano. Todas iban encaminadas a resaltar los Derechos del Niño.
Regresamos a Chile imbuídos en el tema, con planes de desarrollo, proyectos, pautas de trabajo y toda una estrategia para difundir este Día. Así comenzaría nuestra labor.
El panorama estaba claro. No era tarea sencilla. Presenté un plan de trabajo que contemplaba la concientización de la importancia de este Día, la publicación de temas relacionados con los niños, programas de televisión, columnas de periodistas destacados y comentarios de personajes importantes.
Surgió una frase que sería nuestra llave maestra: "Los Derechos del Niño".
Mientras tanto, el genio de Huberman no paraba de actuar. Contactó al Círculo de Publicistas, entidad gremial que agrupaba a los trabajadores de la publicidad. Le propuso a su Presidente, Francisco Linares, que apoyara la iniciativa y que buscara un momento propicio para anunciar este nuevo DIA.
Paco Linares, como llamaban afectuosamente a ese profesor y publicista, en una conferencia de prensa realizada el 12 de Agosto de 1985, anunció que el hasta ese momento llamado Círculo de Publicistas, pasaría a llamarse Colegio de Publicistas de Chile y como primera iniciativa de esta nueva entidad gremial, se establecía el Día del Niño para celebrarse cada Primer Domingo de Agosto. Esta fecha se cambió después al "segundo domingo" de Agosto por razones de estrategia comercial.
Algunos argumentaban que si se celebraba muy cerca del fin de mes, había familias que no habrían recibido su salario mensual y que por ende, contarían con menos recursos para regalos y festejos.
Mientras tanto, José Messina se reunió con importantes empresarios del plástico y del juguete, entre ellos con Miguel Krauss, de tal manera que al adherir a esta iniciativa del Colegio de Publicistas, pudieran plasmar su apoyo con un generoso regalo de juguetes a la Fundación "Mi Casa", dirigida por el padre Alfredo Ruiz Tagle. Así, la Asociación de Industriales del Juguete se convierte en auspiciadora del Día del Niño.
Grupos de jóvenes, todos colaboradores de campañas de bien público, se hicieron presentes para laborar en el inicio de la campaña de difusión del esta festividad.
Una caravana de vehículos cargados con juguetes y regalos partió desde las bodegas de Otto Krauss. Con el generoso aporte de Village, Gloria, Arueste y de Miguel Krauss, llegamos a la sede de "Mi Casa" con pelotas, inflables, camiones, juguetes de plástico y mucho más.
Surgen aademás los nombres de Daniel y Marcos Gleisser, Isaac Arueste, Abramowicz, Roberto Betinyani, en el inicio de una gran cadena de profesionales, empresarios y ejecutivos que apoyaban este proyecto. Claudio Fischer, Catalina Morel, Enzo y Marisa Ansaldo, Erick Donoso, los Rochet, los Sitnisky, Josué Rosenzweig y muchos más se van uniendo al Comité Organizador.
Al año siguiente ya estaba todo preparado. Desde las imprentas de Village surge un poster con el logo del corazón rojo que encerraba un niño y una niña. Se distribuyen en tiendas, centros comerciales y supermercados de todo el país. Se pegan en lugares autorizados y se colocan lienzos gigantes anunciando este Día.
Ya se empiezan a ver los autoadhesivos, avisos institucionales en la prensa, y programas de festejos en Mundo Mágico, Fantasilandia, Parque Metropolitano.
Además organizamos un gran espectáculo artístico dedicado en forma gratuita a los hogares de Fundación Niño y Patria, Mi Casa, Cordam, Integra, Hogar de Cristo, Sename y otras entidades que cobijaban a pequeñitos en situación irregular.
Sería una verdadera maratón en el Estadio Chile. desde las 10:00 de la mañana se empezaron a repletar las graderías del Estadio Chile. El desfile de artistas que adherían gratuitamente a esta fiesta para niños era interminable. Marcelo y Cachureos, La Tía Pucherito, Tío Memo, la Chanchita Piggy, Roberto Nicolini, Pipiripao, Patio Plum, el Perro Lenteja, Copucha, Chirola y Cuchara, Los Tachuela, Profesor Rossa, Pippo Guzmán, Ricardo Calderón, Florcita Motuda, la Orquesta de Juan Azúa y muchos más.
Todos querían apoyar voluntariamente esta iniciativa y estar presentes en un espectáculo que no tenía precedentes. Más de 10 horas cada año. No había dinero envuelto. Todos aportaban lo suyo. Era una verdadera jornada de amor. Cada cual se encargaba de ofrecer y de entregar la ayuda que fuera requerida.
En esa oportunidad sentí en lo más profundo de mi ser el orgullo y la alegría de haber organizado, producido, dirigido y animado un show fantástico, muy largo, con puro corazón y la ayuda cercana de valiosos amigos cuyos nombres ocuparían muchas páginas. Ellos servían de acomodadores, encargados de seguridad, coordinadores, enlaces, y lo más valioso, eran los verdaderos héroes detrás del escenario.
Las risas, los aplausos, las caritas de agradecimiento de los niños fueron nuestra mayor recompensa.
El domingo anterior a este espectáculo maratónico, preparábamos una Matinal para los Hijos de los Periodistas. Los hijos de los trabajadores de los medios de comunicación podían disfrutar de una película, de regalos, golosinas, personajes infantiles y de una jornada dedicada especialmente a ellos. Los papás tenían la ocasión de encontrarse con sus colegas y disfrutar de un ambiente grato, de sana camaradería. Todo, gracias al aporte del cine Lido del querido y recordado José Dayre, a los juguetes de Otto Krauss, Village, Mattel, Gloria, Shyf, Ansaldo y muchos más... Había helados, refrescos, globos y alegría... especialmene mucha alegría. Mi mayor felicidad fue el recibir la visita de mi hijo Ignacio Andrés, quien asistió a su primera Matinal de Hijo de Periodista cuando apenas cumplía su primer año. El nació en 1991, cuando Chile firmaba la proclama de los Derechos del Niño.
Las cartas a los municipios, los faxes a los clubes deportivos, las cartas, las llamadas a entidades de todas las provincias comenzaban a dar sus frutos. Favorables respuestas de Norte a Sur del país. Todos ponían lo suyo y abrían las puertas de su corazón, especialmente a los más desposeídos.
Las respuestas eran impresionantes.
El logo con el corazón que encerraba la carita de los niños había comenzado a surtir efecto.
El cantautor Eduardo Valenzuela creó y regaló un hermoso jingle del cual se hicieron miles de copias que se entregaban sin costo alguno a las radioemisoras de todo el país, con un recordatorio del Día del Niño. la Asociación de Radiodifusores de Chile facilitaba los listados de sus afiliados para enviarles el cassette o la cinta con la canción. Hicimos también un "spot" con el apoyo de Productores Asociados y con la siempre gentil gestión de Willy Miranda, que conseguía su difusión en los canales de televisión.
Correos de Chile estampó cada año millones de cartas con el matasellos del Día del Niño. Los centros comerciales y los supermercados se engalanaban con las pancartas y los posters.
Así fue materializándose esta idea. Sin embargo, más allá de su fin aparentemente comercial, había un propósito importante. Se pretendía poner de manifiesto el respeto por los Derechos del Niño y la necesidad de su implementación y difusión.
Fue así como en una visita que parte del Comité Organizador del Día del Niño realizara a la entonces Primera Dama, señora Leonor de Aylwin, además de entregarle un importante aporte en juguetes para los niños de la Fundación Integra que ella encabezaba, se le pidió que recordara a su esposo la firma del Protocolo de las Naciones Unidas en que Chile adhería a la Convención de los Derechos del Niño, acción final en la que la sede chilena de Unicef tomó parte fundamental.
Hubo muchos emotivos momentos que marcaron los primeros años del desarrollo, difusión y fortalecimiento del Día del Niño en Chile. Creo, sin duda alguna, que uno de los momentos más hermosos fue el recibir un peluche que me entregó un niño de pocos años, para que yo se lo hiciera llegar a un "niñito pobre".
Y con emoción recuerdo el homenaje que se le hizo al Tony Caluga, Abraham Lillo, apenas un año antes de su fallecimiento.
Fue uno de los pocos reconocimientos que obtuvo en un escenario repleto de niños que disfrutaban de sus chistes y salidas graciosas. El dejó de existir el 17 de julio de 1997, a los 81 años. (En la foto con Tulio Astudillo).
Tuvo una de las más dilatadas trayectorias como payaso en el mundo circense de Chile y América Latina.
Cuando le conté que posiblemente ese espectáculo sería uno de los últimos que organizaría porque ya los "artistas para niños" no tenían tiempo para actuar gratis, debido a lo abultado de sus compromisos pagados, él me dijo que "donde quiera que haya que hacer reir a un niño, cuente conmigo y en especial si es para alegrar a pequeñitos de escasos recursos". El Tony Caluga, este encantador payaso falleció apenas tres semanas antes del Día del Niño de 1997.
El Comité Organizador poco a poco fue dejando de lado su gestión. El Día del Niño ya estaba consolidado y cada cual debía correr "con colores propios".
A partir de finales de la década de los ´90 ya no hubo más funciones gratis, ni caravanas con regalos, ni espectáculos benéficos, ni obras de caridad. La maquinaria comercial había superado la acción social.
Cuando se desintegró este grupo de empresarios y profesionales, para poder seguir con toda una trayectoria de años de arduo trabajo y dedicación, decidí crear el Comité de Amigos del Día del Niño. Con el aporte de Miguel Krauss, de los Gleisser y de uno que otro empresario amigo, pude llevar alegría y regalos a niños de escasos recursos de algunas comunas cercanas a la capital. Poco a poco las empresas más generosas fueron desapareciendo, entre ellas Otto Krauss y Village. Grandes consorcios jugueteros fueron apoderándose del mercado y ya el corazón no mandaba, sino el azul de las utilidades de los libros de contabilidad.
Tal vez, este recuento, más lleno de emoción y gratitud que de fechas, cifras y datos precisos, puede sentar las bases para una verdadera historia del Día del Niño en Chile.
Deseo rendir un tributo de honor a ese grupo de visionarios que creó y creyó en este proyecto. Hay muchos niños de ayer, que son hombres del presente que una vez estuvieron en una de esas fiestas monumentales y que recibieron algún regalo de un ser desconocido que les recordaba en un Día Especial.
Y para aquellos que han lograado crecer en sus empresas y ambiciones y han visto en el Día del Niño una fuente importante de ingresos, les recuerdo que esta es una magnífica oportunidad para "pagar un impuesto de amor" a los más necesitados y compartir sus cuantiosas utilidades con aquellos que se contentan con apenas una mano amiga o con una sonrisa de alguien que les quiere.
Para que este DIA sea el día de TODOS los niños, tenemos una obligación... debemos hacer algo que beneficie a un niño desconocido.
Debemos entregarle afecto o un saludo a ese niño que no espera que un ser anónimo le lleve un toque de alegría y de esperanza...
¡Vaya y acérquese a un niño... déle un apretón de manos!... ¡Atrévase... déle un abrazo!.
¡FELIZ DIA DEL NIÑO!
Tulio Astudillo
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