Nuestra Razón de Ser...

La memoria permite evitar que los errores del pasado se repitan. Nunca más un Holocausto. No importa el origen, el sexo, la raza, la nacionalidad o la religión.
El recuerdo de la Shoá debe estar vivo. El número de seres humanos torturados, asesinados, sometidos a bajezas y degradados por el sólo hecho de ser o pensar diferente, es importante. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que no importa la cantidad, porque no hay ni una sola vida humana despreciable. El dolor y el sufrimiento no se cuantifican.
Pretendemos educar, informar y entregarles opiniones mesuradas y consecuentes que nos permitan abrir a la razón nuestra alma, nuestra mente y nuestros corazones.
Iniciamos nuestra jornada educativa en el Año Nuevo judío, 5770, como un símbolo de cambio y de tolerancia.

El Editor

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Gratos Recuerdos de un “chiflado” octogenario

· Ha entregado su vida a causas sociales, en especial a la ayuda de niños con distrofia muscular.
· Mantiene una permanente presencia en los medios de comunicación a pesar de su mala salud.
Joseph Levitch cumplió 83 años el 16 de marzo. A muchos, no cinéfilos, el nombre sólo les suena a judío… y a lo mejor a un inmigrante más. Sin embargo, a los que le conocimos personalmente nos recuerda a un hombre alto (1.80 de estatura), serio, de cabello cortado al estilo militar, que incluso fue nominado al Premio Nobel de la Paz por su gran obra en pro de los niños afectados por la Distrofia Muscular.

En 1973, el 14 de Junio, en el aeropuerto de San Juan, en Puerto Rico me correspondió recibirlo y entrevistarlo para el periódico El Mundo de la capital boricua.
Armado de mi grabadora, de un tamaño casi diez veces más grande que las que usan hoy los reporteros, me enfrenté a ese personaje que aún hace reír con sus locuras.
Joseph Levitch es nada más y nada menos que Jerry Lewis… el mismo compañero de aventuras de Dean Martin, el mismo que vestía con chaquetas llamativas a cuadros, pantalones a los tobillos, zapatos pespuntados y calcetines blancos… “El Profesor Chiflado”, “El Lechero”, “El Cinderello”…
El encuentro con Lewis fue tirante. Como todas las estrellas, y más aún en el momento más brillante de su carrera, parecía hosco y duro.
Un “Ah… pisciano como yo”… sirvió para romper el hielo y sacarle una sonrisa que no escondió sino hasta que, en una rueda de prensa comenzó a hablar sobre su proyecto de realizar la “Telemaratón de la Distrofia Muscular” hasta cubrir todos los Estados Unidos, al igual que Puerto Rico, un Estado Libre Asociado, pero también con niños que sufrían de ese mal.
Hoy, a sus 83 años, aún proyecta seguir trabajando. Su proyecto era hacer una aparición “cameo” (súbita) en la película “Horrorween”,
Un año antes de conocernos (1972) lo había visto en el Show de Johnny Carson, donde contaba sus planes y proyectos personales. Su carrera se ha diversificado entre la dirección de cine, producción y hasta como guionista, sin dejar de lado los shows en vivo, las conferencias y las entrevistas personales.
En 1956 dejó de trabajar con el cantante Dean Martin. Su desempeño cinematográfico como solista le fue difícil al comienzo. Poco a poco dejaba atrás su tiempo en que fue parte de esa famosa dupla que hizo reir y llorar a miles de cineespectadores.
Jerry Lewis nació en Newark, New Jersey, el 16 de marzo de 1926. Sus padres eran profesionales del espectáculo. A los 5 años hizo su debut en un teatro de Nueva York, cantando una canción que se llamaba, “Amigo, me das una moneda”.
A los 15 años ya era todo un comediante, con una rutina de vodevil, en la que utilizaba la mímica exagerada doblando canciones líricas, piezas de ópera y temas populares, mientras las tocaba en un fonógrafo que se escondía tras las cortinas del escenario.
Se dice que cuando estaba en la escuela secundaria, en plena guerra mundial, fue expulsado porque le propinó un golpe al director del establecimiento por hacer comentarios antisemíticos.
Su intensa vida no le ha dejado un momento para sí. El cine y el escenario han sido sus pasiones.
En diciembre de 1982 fue declarado clínicamente muerto, después de un masivo ataque al corazón, mientras filmaba “El Rey de la Comedia”, con Robert de Niro.
De esa se salvó riendo. En el año 2001 se le diagnosticó fibrosis pulmonar. Los tratamientos con cortisona le muestran hinchado. Pero su ánimo es liviano y ágil.
Sin embargo, sufrió un desmayo en un show en Londres, en Septiembre del año 2002.
Al cumplir sus 80 años, los franceses que lo bautizaron como “Le Roi du Crazy”, (el Rey de los Locos), le otorgaron la máxima condecoración gala, la “Legión de Honor”, con el grado de “Comandante de Legión”.
Cuando recibió la distinción, pidió disculpas por no hablar francés correctamente y dijo con humor: “Aunque los franceses no puedan escuchar mis palabras en francés, estoy seguro de que siempre escucharán mi corazón”.
En febrero de este año, durante la octogésima primera entrega de los Premios Oscar de la Academia de Hollywood, Jerry Lewis fue distinguido con el Premio Humanitario Horsholt. Un reconocimiento más a este valioso personaje, quien a pesar de las dificultades que la vida ha puesto en su camino, ha sabido entregar lo mejor de sí a los más necesitados.

(Tulio Astudillo)

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